person holding four assorted medicine tablets

La automedicación, insólito fenómeno del siglo XX

La automedicación de antibióticos en España. El consumo de antibióticos sin receta ni prescripción médica. El problema de los antibióticos y la resistencia
En la vida en sociedad solo se recurre a la automedicación para pequeñas dolencias o con la finalidad del suicidio.

En etología se ha estudiado la conducta de algunos animales que, ante un déficit o enfermedad, buscan determinadas plantas o raíces con los que tratarse. También el hombre en casos extremos ha recurrido individualmente a todo tipo de remedios.

Sin embargo el panorama cambia en la segunda mitad del siglo XX en la que el ciudadano occidental exige disponer de libertad para tomar sus decisiones, como la libre adquisición de fármacos incluidos los antibióticos. Claro que el problema es diferente en este último caso. Las repercusiones médicas de la automedicación son directas sobre el propio enfermo pero en el caso de los antibióticos la selección de cepas resistentes repercute en el resto de la sociedad. De aquí la indeseable automedicación y el necesario control sanitario.

Estudios de Automedicación

La dimensión del problema no se conoce con exactitud. El dato mas aproximado y fiable se publicó en 1999 referido a los estudios del proyecto Urano realizados a lo largo de tres años bajo el auspicio de la Sociedad Española de Quimioterapia. Este estudio se realizó en Atención Primaria pues, como es lógico, este problema no existe en el hospital y los datos obtenidos fueron curiosos, preocupantes y en cierto modo sorprendentes, aunque algo parecido se esperaba.

Se estimó que, cada 1000 habitantes, 24 se encontraban diariamente bajo tratamiento antibiótico. Ocho de cada diez médicos de Atención Primaria recetaban uno o mas antibióticos diariamente y en la mitad de las oficinas de farmacia se recomendaba o atendía una o mas peticiones en este sentido cada día.

Una de cada cinco personas que compran medicamentos en la farmacia adquiría algún antibiótico y de éstos, el 30% de los compradores lo hacía sin receta. Si nos referimos a los antibióticos, se concluye que el 25% se había suministrado sin receta correspondiendo a 1/3 de los medicamentos dispensados sin la obligada receta.

Lo citado anteriormente es solo una parte del problema, la que se ha podido medir, la correspondiente a la denominada automedicación directa. Pero existen otros tipos de automedicación como es la encubierta que se refiere a los antibióticos prescritos por los médicos, pero por petición (con mas o menos “presión”) del paciente.

Otro tipo es el de automedicación demorada, o utilización a partir del botiquín casero en el que se guardan de alguna ocasión anterior. Las repercusiones de la automedicación son múltiples pero nos ceñiremos a algunas mas conocidas.

Sabemos que entre un 5 a un 10% de los enfermos que acuden a urgencias se han automedicado y temen que sus problemas sean consecuencias del antibiótico mas que de la infección. Pero aparte de hechos puntuales como éste es mas importante por que implica el incumplimiento terapéutico, constituyendo un circulo vicioso con la automedicación y el almacenaje.

En resumen, el paciente que se automedica nunca cumple correctamente las pautas de dosis y duración por lo que además de incumplir el tratamiento puede almacenar el sobrante que le sirve para automedicarse la siguiente ocasión. Pero el incumplimiento terapéutico es mucho mas complejo.

Puede derivarse de la incompresión y/o falta de aceptación de la prescripción del médico, tema muy debatido. Suele ocurrir que luego no ejecute la receta inmediatamente, esperando unos días “a ver si se le pasa” con lo que empezaría tarde el tratamiento. Una vez iniciado, la dosis, pautas y duración se suelen incumplir en un porcentaje de casos que oscila entre el 50 y el 80% de los tratamientos.

Los factores influyentes han sido ampliamente estudiados. La legislación, el nivel sociocultural, la edad, el tipo de patología, el tipo de influencia de los profesionales (médicos, farmacéuticos, periodistas etc.) y las características de la presentación de un fármaco son algunos de los que explican los fenómenos de automedicación e incumplimiento.

Por ejemplo en España se ha demostrado que la automedicación está mas extendida en profesionales de alto nivel entre los 35 y 50 años y el mayor grado de incumplimiento se da entre los adolescentes.

Como dato curioso, también deben tener su influencia la cultura y la religión. De hecho en los países mediterráneos, mas hedonistas, es mas pronunciado el problema mientras que los países protestantes, nórdicos, con mayor capacidad de sufrimientos mayor disciplina personal, la automedicación y el incumplimiento son menores.

También excepcionalmente se puede dar el caso de incumplimiento por exceso pero como lo habitual es lo contrario, generalmente lleva a un inadecuado almacenamiento de los antibióticos sobrantes en el botiquín casero, cuando no se produce una desviación indeseable hacia consumo animal que, aunque parezca anecdótico, se ha llegado a estimar en el 8%.

El botiquín casero, donde se almacenaba en torno a un 3% de los antibióticos, propiciaba además la automedicación con el riesgo de consumir antibióticos caducados e inactivos.

Las consecuencias finales se pueden deducir fácilmente, y entre otras cabe destacar los fracasos terapéuticos, la selección de resistentes, el incremento de la demanda de los servicios de urgencias y mayor coste sanitario final.

Ante esta situación, se hacía necesaria una serie de medidas que debían ser multifactoriales implicando a todos los sectores sanitarios, administrativos, industria farmacéutica, medios de comunicación, sociedades científicas etc. Destacaríamos la legislación como la obligatoriedad de la receta, las unidosis y la educación sanitaria ya citadas en otro capítulo.

En algunos casos concretos el problema del incumplimiento era de tal calibre que se ha demostrado la eficacia del control directo. Es el ejemplo del SIDA con la adherencia al tratamiento o en la tuberculosis con TDO (tratamiento directamente observado).

Entre los múltiples factores de selección de resistencias a los antibióticos están los geográficos


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