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En este campo se da el caldo de cultivo para la actuación de desaprensivos, tanto de individuos como grupos.
Se da la conjunción de una serie de factores como son la enfermedad-necesidad que hace muy vulnerable al individuo y doblega cualquier voluntad, el dinero, influencia que aporta la propiedad de una patente, una red de distribución, una capacidad administrativa oficial, etc. y la ignorancia frecuente en los temas de infecciones donde la forma de aparecer, transmitirse y tratarse ha llevado a muchos pueblos a ponerse en manos de desaprensivos que se han aprovechado de la buena fe de los enfermos.
Las noticias sobre las maravillas de la penicilina fueron muy por delante de una adecuada distribución comercial. Ante la publicidad, la gente descartó otras medidas al uso y reclamó penicilina para todo. Solo unos pocos podrían obtenerla gracias a dinero e influencias y surge lo inevitable, el contrabando. En Madrid los ciudadanos con posibles, saben que la pueden encontrar en un establecimiento de la Gran Vía y, con la activa o pasiva complicidad de las autoridades, la adquieren artistas, médicos, militares de alta graduación etc.
Generalmente llega de USA, vía Brasil y Portugal. El contexto del contrabando en Europa de la postguerra se refleja muy bien en la película “El tercer hombre”.
La obtención de bonificaciones, comisiones (“tarugueo” en algunas regiones) o atenciones a médicos por parte de la industria tiene tantos matices, que existe muy poca distancia entre el delito y el apoyo a la promoción profesional, entre la falta deontológica grave y la simple picaresca. Esta situación ocurre con todos los fármacos, pero ha sido quizás mas llamativa en el campo de los antibióticos.
En España coincidieron la época de la postguerra y posterior precariedad económica con la carrera de antimicrobianos. Había años que aparecían cinco o diez nuevas moléculas y decenas de presentaciones. Para promocionarlos se utilizaban, además de las acciones autorizadas, todo tipo de argucias (ensayos, informes, reuniones científicas etc) que en realidad eran comisiones directas por recetas. Preocupados por evitar situaciones como las citadas, todos los sectores tomaron medidas como el Código Español de Buenas Prácticas para la Promoción de los Medicamentos promovido por Farmaindustria.
En los hospitales las bonificaciones en la adquisición de antibióticos, mas que una irregularidad, que lo era, provocaba una distorsión en la evaluación de consumo de antibióticos que dificultaban su conocimiento.
En mi opinión las acciones mas graves han estado en los estudios de efectos secundarios. Los antibióticos se caracterizan por su toxicidad selectiva lo que los hace menos tóxicos que la mayoría de los fármacos, pero no son inocuos. La mayoría de los estudios pasados están repletos de irregularidades hasta el punto de que si los comités éticos, si hubieran existido con un mínimo rigor, habrían rechazado, no sé si por suerte o por desgracia el prontosil, la penicilina y la mayoría de los demás antibióticos, o sea, no estaríamos en la era de los antimicrobianos.
Jenner hizo el primer estudio con la vacuna antivariólica en un único individuo, hijo de su empleado. Lógicamente no hubiera tenido problemas para obtener el consentimiento informado. Ehrlich remitió innumerables frascos de 606 a médicos amigos y conocidos para que lo administraran a sus pacientes de sífilis y le dijeran luego como les había ido. ¡Sin ensayos programados ni autorizados!.
Fleming utilizó la penicilina en los primeros enfermos que tuvo a mano sin ninguna planificación y ante los primeros fracasos desistió de usarla en terapéutica, Sería el equipo de Oxford el que planificó con cierta corrección un ensayo clínico 10 años mas tarde.
Situaciones parecidas a las citadas se dieron con otros antibióticos. De hecho la sordera que produce la estreptomicina, las anemias aplásicas del cloranfenicol etc., hubieran sido hoy día motivos suficientes para ser prohibidos, salvo que no hubiera tratamiento para la tuberculosis o la fiebre tifoidea respectivamente como ocurría en los años 40-50. Hoy día se cuidan mucho los problemas ético legales y la rigidez de los comités garantizan la legalidad de los ensayos aunque se sigue discutiendo si se resaltan suficientemente los efectos secundarios.
Un punto de máxima actualidad es la dispensación de antibióticos sin receta que está prohibido por la ley desde hace bastantes años. Sin embargo había tal tolerancia, que en el año 2000 por ejemplo a pesar de la prohibición, el 32% de los antibióticos consumidos en España en el área de Atención Primaria, se obtenían sin receta ¡y no pasaba nada! Esta tolerancia se debía a un problema de aplicación de la ley, que no preveía la aplicación de penas. Afortunadamente a finales de 2005 se estableció, por fin, la imposición de penas con multas severas que pueden llegar al cierre de la farmacia, lo que seguro cambiará definitivamente la práctica de la automedicación con antibióticos.
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