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Solo es permanente el cambio. Microbiología y Medicina 4P.

Durante el siglo XX y lo que va del XXI los cambios se han acelerado. En Microbiología se suceden la era de los antibióticos, de la biología molecular, del genoma, microbioma humano y se superponen con el resto de la Medicina.

Tras la macroscopía, a finales del XIX emergen a la vez la histología y la bacteriología. Son ciencias biológicas, centradas en la célula, que estudian la “relación morfología-estructura” a la que se va añadiendo “composición”, “función”, “alteración lesional”; desarrolladas como A. Patológica en un caso y Microbiología Clínica en este caso. Ésta toma un carácter único al intervenir en la enfermedad un elemento vivo además del paciente.

Es más, el concepto de etiopatogenia, que arranca con C. Bernard y sobre todo Pasteur y Koch en patología infecciosa, es el motor de la moderna medicina. El interés por la relación huésped-microorganismo ha adquirido una importancia fundamental para la medicina del futuro inmediato.


¿Y cual será el futuro? En 2008 L. E. Hood y D. J. Galas, expertos en biología de sistemas y redes, pronostican la paulatina sustitución de la Medicina Reactiva que pasará a ser subordinada de la denominada Medicina 4P, fundamentada en un enfoque Personalizado, Predictivo, Preventivo y de Participación.

No es una mera ocurrencia. Es el resultado de un lúcido conocimiento de la Teoría General de Sistemas (Bertalanffy 1969) con el paradigma de la Biología de Sistemas.

En las interdisciplinas está la clave. Los modelos matemáticos, la epidemiología, el análisis de redes, la bioinformática, la genómica y la proteómica son, entre otras, herramientas que, utilizadas en plan sinérgico, son de rápida aplicación a la Medicina 4P según Hood y Galas.

Este planteamiento ha hecho furor porque sintetiza muy bien numerosas ideas y teorías plausibles. Pero debemos aclarar varios puntos:

  • 1º La Medicina reactiva no desaparecerá porque desagraciadamente la enfermedad, que no lograremos erradicar, necesitará la intervención del médico, sobre la base de que no hay enfermedades sino enfermos.
  • 2º Como ocurrió a fin del XIX, cuando la microbiología tuvo su protagonismo, bien pudiera volver a ser el motor de la Medicina del futuro. Hay bases para ello.
  • 3º La Medicina 4P no es una utopia. En muchas infecciones se práctica alguna, sino todas las 4P. Eso si, con diferentes niveles.

Basándonos en epidemiología, genoma, inmunología y microbioma, conocemos las relaciones huésped-microorganismo previas a muchas enfermedades infecciosas. Se han podido analizar por separado los determinantes por tanto del huésped y los de patogenicidad microbiana.

El o los determinantes del huésped: biológicos, medio ambiente, estilo de vida y sistema sanitario, condicionan un terreno propicio para determinados tipos conocidos de infecciones y su etiología. Técnicas de biología molecular permiten conocer de inmediato el potencial virulento y tóxico de Pseudomonas, Staphylococcus etc. etc.

Tenemos también las herramientas para definir el riesgo y el peligro de cada caso. Es decir, ya hacemos un enfoque Personalizado del sujeto y en su defecto de un patrón donde incluir al sujeto. También un enfoque individualizado del potencial patógeno.


Lo citado enlaza con la medicina Predictiva. Naturalmente las alteraciones génicas y su expresión así como los “scores” sobre el riesgo para padecer una exacerbación, pancreatitis, sepsis, etc. son aplicados ya en numerosas situaciones.

¿Qué son los antibiogramas, los análisis farmacodinámicos o la carga viral, evaluación CD4, etc.? sino modelos predictivos de actividad antimicrobiana o de evolución de una infección.

Respecto a la Prevención, pocas especialidades se han dedicado como la nuestra a poner en marcha tantas y tan eficaces medidas de disposición y de exposición sobre la cadena epidemiológica de la infección, en las que obviamente se debe seguir trabajando.

Las vacunas son el mejor ejemplo.


La Participación es de evidente actualidad. Es comprensible si coincidimos en que la última mitad del XX se caracteriza por la emancipación del enfermo, la democratización de toda actividad ciudadana y el inmediato acceso por Internet a la información.

Es explicable la facilidad para caer en excesos, como en todo lo nuevo, que ha llevado a los fenómenos del tipo del autodiagnóstico, incumplimiento terapéutico, automedicación etc. Otra faceta, la interdisciplinar (tecnología, administración, comunicación, sociología…) es ya imprescindible.

En conclusión, la tradición y experiencia de nuestra especialidad puede servir de modelo, por supuesto mejorable, para la medicina del futuro que, a su vez, podría ser un revulsivo para canalizar nuevas posibilidades profesionales.

J. Prieto. Microbiología

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