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El Banco Urquijo se hizo con alguna de las empresas alemanas nacionalizadas en España tras la 2ª Guerra Mundial (Bayer, y Chering) lo que permitió liderar un grupo de industrias químico-farmacéuticas.
Encargó del asunto de la penicilina a Química Comercial y Farmacéutica, cuyo director técnico era José Luis Gallego.
Aprovecha éste que su hermano, el fisiólogo Antonio Gallego, ha hecho una estancia en América, lo recomienda y es enviado a Merck and Co (New Jersey) donde adquirió la preparación necesaria para montar una fábrica de penicilinas en España, firmando un acuerdo de colaboración entre Merck y el banco Urquijo.
En julio del 49 se adjudican las 2 fábricas a “Antibióticos SA” y “CEPA” y en 1950 CEPA se constituyó como sociedad mercantil para fabricar penicilina y otros antibióticos con lo que cumplía el compromiso de la convocatoria con el Gobierno. Pero además gozó de una serie de privilegios insospechados para la época, como era el permiso para importar y exportar productos, técnicas y maquinaria.
Se nombró a Antonio Gallego y a José Luis Mas para dirigir las fábricas que se habían montado en Aranjuez y Madrid (c/ Méndez Álvaro) en un tiempo record.
En 1951 CEPA empezó a producir penicilina con patente Merck y como en el caso de “Antibióticos SA” se cumpliría el compromiso con el Gobierno.
En 1951 salían de la fábrica 1.5 millones de viales de 200.000 U de penicilina G sódica. Al año siguiente se duplicó la producción.
En el concurso de adjudicación figuraba un compromiso, mas patriótico y retórico que práctico, según el cual se incluían entre las actividades “la explotación de materias primas nacionales”. Gallego se encargó de interpretarlo literalmente y puso las bases para cumplirlo fielmente.
En 1954 se firmó un convenio Merck-CEPA de investigación que daría a esta última firma un carácter diferencial de “Antibióticos SA”.
En CEPA se desarrollarían unas líneas de investigación sobre búsqueda de antibióticos a partir del suelo español que daría unos frutos insospechados en patentes, formación de equipos, relaciones internacionales etc.
La suerte fué contar con la colaboración de Merck que habilitó líneas de crédito, adelantó reactivos y aparataje y puso personal cualificado de apoyo para formar investigadores tanto en España como en América. También los españoles se beneficiaron de otros convenios que tenía Merck.
Uno de ellos con la Universidad de Rutgers en New Jersey y mas concretamente con el premio Nobel, Selman Waksman y sus colaboradores con los que tuvieron ocasión de trabajar en mas de una ocasión los investigadores de CEPA.
El equipo español pronto estuvo capacitado para la identificación de microorganismos procedentes del suelo que producían antibióticos, la caracterización de éstos, su actividad sobre cultivos bacterianos, medida de la toxicidad e índice terapéutico experimental.
Los estudios de purificación, caracterización y experimentación clínica, se verificaban en Merck.
Una de las líneas de Merck, fue la constante colaboración con Waskman en torno a la estreptomicina lo que daría una gran fama a Waksman y unos jugosos beneficios a Merck, desde 1945 en que la descubriera, pasando por la concesión de la patente y la producción industrial en Merck hasta la concesión del Premio Nobel en 1952 hubo una intensa colaboración con Woodruff (Merck) que fue el principal nexo de unión de América con el equipo español.
Tanto Woodruff como Stapley firmarían la mayoría de las publicaciones importantes con los españoles de CEPA. También en el plano industrial tuvo sus consecuencias. En 1955 se empezó a producir en España la estreptomicina con patente Merck.
En los años siguientes dispondría ya de un amplio vademecum de antibióticos entre cuyos marcas los nostálgicos recordarán a buen seguro algunos como: Acilpenil (Penicilina V) Anapen (Penicilina G) Biestreptomicina (estreptomicina mas dihidroestreptomicina) Catomicina (novobiocina) Catopen (catomicina mas penicilina V) Decadran (neomicina) Promacetina (cloranfenicol) Tetralen (tetraciclina) pero sobre todo fueron famosas en la época las preparaciones de Cepacilina (Penicilin G benzatina) y numerosas presentaciones de estreptomicina pero sobre todo el Farmapen (asociación de penicilina estreptomicina) Solía decirse entre los médicos “farmapen y no mires a quién”, tales eran los resultados.
En resumen, CEPA en el año 1965 tiene ya comercializados los siguientes antibióticos: Penicilina G procaina, G benzatina y V, Dihidroestreptomicina, dihidroestreptomicina sulfato, dehidroestreptomicina pentotenato, estreptomicina (sulfato y pentotenato), cloranfenicol, tetraciclina, novobiocina y neomicina. En total los presentaba en 66 formas diferentes.
La historia de la quimioterapia española estará ligada a este laboratorio, pero personificado en el equipo de investigación formado en las diferentes etapas por A.
Gallego (médico), Justo Martínez Mata (médico y farmacéutico), Sebastián Hernández (médico), Ángel Moreno Vivo (médico), Tomás Cubillo (químico) y Sagrario Mochales (microbióloga).
Debemos resaltar que hasta obtener los primeros resultados explotables, pasarían mas de 10 años. En esta etapa, el equipo ha estimado que debieron estudiar unos 500.000 aislados en los que encontraron alrededor de 200 antibióticos nuevos, pero solo algunos potencialmente útiles que finalmente serían descartados.
En 1966 se aísla de Streptomyces un antibiótico que en 1967 obtiene de Merck el visto bueno para seguir estudiándose. Me refiero a la fosfomicina que se trata en el siguiente capítulo.
Seis años mas tarde (1972) publican el hallazgo de una nueva familia de antibióticos. Las cefamicinas, desarrollando en años sucesivos la cefoxitina en cuyo desarrollo son protagonistas entre otros, Mochales y Mata, y en 1979, Mochales y Hernández firman, con el equipo de Merck, el primer trabajo sobre thienamicyn.
Finalmente debemos resaltar entre los productos estudiados en España para Merck la línea de antifúngicos que se inició en 1987 y que culminaría con la caspofungina. Como hemos indicado antes, no son exclusivos. Otros muchos productos quedarían en el camino.
En todo caso es llamativa la ampliación a líneas de investigación en antiparasitarios y antivíricos así como también la participación española desde la Universidad y hospitales en proyectos conjuntos de investigación.
En 1974 CEPA fue adquirida por Unión Explosivos Río Tinto que en 1989 se fusionaría con S.A. Cros formando ERCROS. Excepción hecha del grupo investigador, que con el nombre de Centro de Investigación Básica de España (CIBE) acabaría siendo absorbido por Merck.
En 1990 la rama farmacológica se escinde en 2 empresas CEPA y Fyse; la primera, de productos comerciales, la adquiere Paribas Santé (actualmente la encontramos en el grupo Cepa Schwarz Pharma) como filial alemana de la S.P. desde 1999.
y la segunda se quedó con la división de principios activos en la fábrica de Aranjuez constituyendo la división de Farmacia de ERCROS para la producción de materiales primas y productos intermedios farmacéuticos.
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