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El riesgo de padecer de fracturas está determinado por la densidad ósea y por el riesgo de caídas. Se estima que a partir de los 50 años el 50% de las mujeres y el 20% de los hombres tendrán una fractura osteoporótica.
La principal función de la vitamina D es mantener un nivel adecuado de calcio y fósforo en sangre garantizando su fijación en el hueso e incrementando su densidad, además de mejorar la función muscular reduciendo el riesgo de caídas. Sin vitamina D sólo se absorbe el 10-15% del calcio de la dieta. Y con un nivel bajo de vitamina D se estimula la producción de ParatoHormona (PTH) que libera el calcio del hueso debilitándolo, para mantener el nivel adecuado de fósforo y calcio en sangre.
Existen estudios científicos que asocian la vitamina D con: una adecuada mineralización ósea, una mejor función muscular de las piernas, una reducción del riesgo de caídas, un descenso en la mortalidad por cáncer de colon, próstata y mama y además estimula la producción de insulina y la contractilidad cardíaca por lo que protege frente a la diabetes y a las enfermedades cardiovasculares.
El nivel de vitamina D se mide en el laboratorio siendo:
El nivel de 30 ng/ml (75 nmol/l) es el mínimo que se debe tener para mantener una adecuada densidad ósea, una buena función muscular en las piernas, y reducir el riesgo de caídas, fracturas y cáncer.Las principales causas de deficiencia de vitamina D son:la baja ingesta y sobre todo la baja exposición solar (el 90% proviene de la síntesis cutánea) asociada con: estilos de vida, pigmentación cutánea, vivir en latitudes alejadas del ecuador y con las prácticas culturales y religiosas que promueven indumentarias tapando el cuerpo (burka). Los grupos de personas donde se encuentra déficit de esta vitamina en mayor medida son: las mujeres, los ancianos y los de raza negra.
Los suplementos de vitamina D en combinación con calcio pueden ofrecer la posibilidad de prevenir las fracturas con un bajo coste.La exposición al sol de brazos y piernas durante 5 a 30 minutos (dependiendo de la estación, la latitud y la pigmentación cutánea) entre las 10 a.m. y las 3 p.m., dos veces ala semana, parece suficiente para asegurar una adecuada producción cutánea de vitamina D. No hay que exponerse al sol del mediodía durante el verano por la radiación UV asociada al carcinoma cutáneo.
Ante el gran déficit de vitamina D en la población anciana se aconseja vigilar sus niveles realizando una determinación anual. Y al intervenir en multitud de procesos que generan morbilidad y mortalidad en esta población, ser de fácil diagnóstico y resultar eficaz y barata, no deberíamos dejar de tratar esta patología en las personas en riesgo.
Eugenio Marañón, John Omonte, María Loreto Álvarez y José Antonio Serra. “Vitamina D y fracturas en el anciano”. RevEspGeriatrGerontol. 2011;46(3):151–162
Profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública
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