mercurio

Enfermedades por el medioambiente (11): Envenenamiento por mercurio

(De la A a la Z).

Envenenamiento por Mercurio

El mercurio está presente de forma natural en el aire, el agua y los suelos.

Puede provenir de la actividad volcánica, la erosión de las rocas o la actividad humana. Esta última, es la principal causa de las emisiones de mercurio, debido a la combustión de carbón en centrales eléctricas, calefacciones y cocinas, a procesos industriales, a la incineración de residuos y a la extracción minera de mercurio, oro y otros metales.

Al liberarse al medio ambiente, existen bacterias que lo transforman en metilmercurio, el cual se acumula, sobre todo, en peces y mariscos que lo ingieren. Los peces grandes tienen niveles más altos al comer muchos peces pequeños que, a su vez, lo habrán ingerido al alimentarse de plancton.

Hay tres tipos de mercurio usados en objetos comunes y con riesgo de toxicidad:

  • Mercurio elemental: en termómetros de vidrio, interruptores eléctricos, amalgamas dentales, lámparas fluorescentes y determinados equipos médicos.
  • Sales de mercurio inorgánico: en pilas, laboratorios de química, algunos desinfectantes y medicamentos.
  • Mercurio orgánico: en antisépticos antiguos (Mercromina) prohibido hoy en día, en el humo de la combustión del carbón y en peces que hayan ingerido metilmercurio.

Dependiendo de la forma de mercurio la intoxicación tendrá síntomas diferentes:

  • Mercurio elemental: sólo resulta tóxico por inhalación de las pequeñas bolitas que forma. Sus síntomas son asfixia o problemas respiratorios, sabor metálico, vómitos, tos tenaz, inflamación y sangrado de encías. Un grado alto de intoxicación puede ser mortal o producir daños pulmonares o cerebrales permanentes.
  • Mercurio inorgánico: es tóxico por ingestión y sus síntomas son: ardor de estómago, diarrea, vómitos con sangrado y reflujo gastroesofágico. Un grado alto de intoxicación puede ser mortal.
  • Mercurio orgánico: es tóxico por inhalación, ingestión y contacto con la piel, cuando se contacta durante mucho tiempo. Sus síntomas son: pérdida de sensibilidad o dolor en la piel, visión doble o ceguera, agitación o temblor incontrolable, dificultades para caminar, problemas de memoria, convulsiones y, en el caso de exposición muy alta, la muerte.

La principal vía de exposición humana es el consumo de pescado y marisco contaminados con metilmercurio. Este compuesto es muy diferente del etilmercurio (utilizado como conservante en algunas vacunas y que no supone ningún riesgo para la salud).

El cuerpo no puede eliminar el mercurio, por lo que se irá acumulando progresivamente en los tejidos.

La exposición al mercurio (incluso a pequeñas cantidades) es peligrosa también en el desarrollo intrauterino y en las primeras etapas de vida. Si una mujer embarazada se expone al metilmercurio al comer pescado o marisco, puede dañar el cerebro y el sistema nervioso en pleno crecimiento del bebé, alterando su desarrollo neurológico, con lo que posteriormente se puede afectar el pensamiento cognitivo, la memoria, la capacidad de concentración, el lenguaje y las aptitudes motoras y espacio-visuales finas del niño.

La OMS considera al mercurio como uno de los diez productos químicos que plantean especiales problemas de salud pública.

Prevención

El mercurio es un elemento que no se puede destruir. Por lo que habría que reciclar el mercurio existente, sin tener que extraerlo de las minas.

Se deberían eliminar progresivamente productos que lo contengan (pilas, termómetros y barómetros, lámparas, amalgamas dentales para empastes, cosméticos).

Más del 80 % de la población española lleva empastes de amalgama (de plata), y el 50% de la composición de la amalgama es mercurio. Por lo que se debería ir retirándolos progresivamente.

Promover el uso de energía limpia que no dependa de la combustión del carbón. El carbón contiene mercurio y otros contaminantes peligrosos que son liberados en su combustión: en las plantas generadoras de electricidad, los quemadores industriales y las estufas domésticas.

El hecho de cocinar los alimentos no elimina el mercurio presente en ellos.

Hay algunos productos naturales que pueden ayudarnos. El ajo y las nueces son ricos en Selenio, compuesto que ayuda a quelar (atrapar) y, por tanto, eliminar el mercurio y otros metales pesados. Las algas marinas, especialmente la Chlorella, también son beneficiosas. Muchos especialistas recomiendan estos alimentos en pacientes con empastes de mercurio.

Evidentemente, si sospechamos de intoxicación por mercurio lo que hemos de hacer es acudir urgentemente al médico.

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