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Enfermedades provocadas por el medioambiente (6): Enfermedades cardiovasculares

(De la A a la Z).

Enfermedades cardiovasculares (ECV)

La OMS define las ECV como un grupo de desórdenes del corazón y de los vasos sanguíneos, entre los que se incluyen:

  • la cardiopatía isquémica: se afectan los vasos sanguíneos que irrigan el corazón
  • las enfermedades cerebrovasculares: se afectan los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro
  • las arteriopatías periféricas: se afectan los vasos sanguíneos que irrigan los miembros superiores e inferiores
  • la cardiopatía reumática: lesiones del músculo cardiaco y de las válvulas cardíacas
  • las cardiopatías congénitas: malformaciones cardíacas desde el nacimiento
  • las trombosis venosas profundas y embolias pulmonares: coágulos de sangre (trombos) en las venas de las piernas, que pueden desprenderse y alojarse en los vasos del corazón y los pulmones.

Existen muchos factores conocidos desde hace tiempo que predisponen a las ECV como: el tabaco, la dieta inapropiada o la falta de ejercicio. Pero a estos se les puede añadir la contaminación ambiental. Hay estudios que han confirmado que en los días con mayores niveles de contaminación hay más personas que sufren un evento cardíaco.

¿Cómo afecta el medio ambiente a las ECV?

Cuando respiramos aire contaminado con partículas de menos de 10 micras de diámetro, originadas sobre todo por el tráfico rodado (sobre todo diésel), estas pueden pasar de los pulmones a la sangre dañando la pared de las arterias. Esto puede provocar: cardiopatía isquémica, arritmias, insuficiencia cardíaca y un aumento de la coagulabilidad de la sangre favoreciendo la formación de trombos y, por tanto, los infartos agudos de miocardio (IAM) y las trombosis. Hay estudios que demuestran que se producen más muertes por infartos, cardiopatías isquémicas e ictus cuando la contaminación es más alta.

Una exposición crónica, incluso a niveles bajos de plomo, produce un efecto acumulativo que puede originar: hipertensión arterial. aterosclerosis, IAM e ictus cerebral.

Con el humo del tabaco inhalamos una gran cantidad de partículas, plomo y, sobre todo, cadmio. Este último es el responsable de efectos cardiovasculares, como la arteriopatía periférica. La nicotina unida al monóxido de carbono, puede desencadenar isquemia miocárdica (detención o disminución de la circulación de sangre a través de las arterias del corazón) en pacientes con enfermedad coronaria.

La exposición al mercurio se asocia con hipertensión arterial, taquicardia, cardiopatía isquémica y otras enfermedades cardíacas.

Según la OMS, de todas las muertes que se producen a nivel mundial causadas por el medio ambiente, la gran mayoría son debidas a estas ECV (Accidentes cerebrovasculares con 2,5 millones de muertes anuales y Cardiopatía isquémica con 2,3 millones de muertes anuales).

Las ECV son la principal causa de muerte en todo el mundo. Cada año mueren más personas por ECV que por cualquier otra causa. Y también son una causa importante de discapacidad.

En los EEUU, más de una de cada 4 personas sufre una ECV. Causan casi la mitad de todas las muertes que se producen en este país.

En España en 2015, se produjeron casi 250.000 defunciones por ECV. Es la primera causa de muerte en nuestro país.

Prevención

Según la OMS, para reducir las ECV se pueden realizar intervenciones en la población como:

  • Control del tabaco
  • Impuestos para reducir la ingesta de alimentos con alto contenido de grasas, azúcar y sal
  • Construcción de vías peatonales y carriles para bicicletas con el fin de promover la actividad física
  • Estrategias para reducir el consumo nocivo de alcohol
  • Suministro de comidas saludables en los comedores escolares

Los ancianos, las personas con enfermedades respiratorias y las que presentan otros factores de riesgo cardiovascular (colesterol alto, mala alimentación, estrés) o problemas cardiacos (como angina de pecho) son las que tienen más riesgo de verse afectadas por la contaminación ambiental. Por ello, es importante que eviten:

La exposición a niveles de contaminación superiores a los recomendados por la OMS, es decir, entre 25 y 30 microgramos de partículas por metro cúbico de aire.

La práctica de ejercicio físico intenso al aire libre, pues se aspiran muchas más partículas nocivas.

«La polución es altamente nociva para nuestra salud y en particular para nuestras arterias, considerándose ya como un nuevo factor de riesgo cardiovascular para el que no hay otra solución más que intentar evitarla», asegura el Dr. José A. Barrabés, presidente de la Sección de Cardiopatía Isquémica y Unidades Coronarias de la Sociedad Española de Cardiología.

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