salsa

Las especialidades médicas en su salsa

Introducción

¡La mama es mía!, fue una clásica exclamación de guerra en las discusiones entre cirujanos y ginecólogos. Hoy también entrarían en liza los oncólogos, farmacólogos, genetistas, … y, como interesada, la enferma de la mama, la más importante. Sirva este ejemplo como aperitivo de los serios y frecuentes conflictos de las especialidades.

Sobre requisitos y características. Las especialidades surgieron al adquirir determinadas peculiaridades: un proceso con alguna técnica (tisiología- talasoterapia, psiquiatría- lobotomía, …). Se solían ubicar en espacios específicos como leproserías, manicomios, dispensarios, hospitales de indigentes o de guerra. Primero el latín y luego la jerga médica eran exclusivas, ininteligibles y defensivas. Daban categoría, definían la especialidad y señalaban a los intrusos.

En la era científica surgieron las especialidades médicas, con la referencia principal de la Medicina Interna y las quirúrgicas, desde la Cirugía General. La mayoría se establecieron por órganos, aparatos o sistemas: cardiología, ginecología, neurología, digestivo, dermatología, vascular, cirugía cardiaca, ginecológica, neurológica, … Otras respondieron a los avances en fisiopatología, como la oncología, alergología o inmunología, por ejemplo. Entre las creadas al abrigo de descubrimientos técnicos o instrumentales cabe citar la microbiología, histopatología, genética, radiología, etc.

Niveles asistenciales. En muchos centros se ofertan consultas en función de la eficiencia asistencial como ITS, SIDA, COVID persistente, embarazo, antitabaco, andrología, alcoholismo, vacunas, sobrepeso, etc. No siempre están gestionadas por el mismo tipo de expertos ni del mismo nivel de especialización. El nivel reconocido oficialmente en el organigrama habitual, corresponde a los Servicios hospitalarios de una especialidad concreta. Las modernas Unidades asistenciales (ictus, cardiovasculares, trasplantes, oncológicas, de alta resolución, …), coordinan varias especialidades en el nivel superior.

El escenario de las especialidades

El número de especialidades no llega a 30 de media por país europeo, mientras que en España superamos las 60, nada menos. Podemos consolarnos al referirnos a las 46 reguladas por el Consejo Nacional en Ciencias de la Salud (20/12/19) adscrito al Ministerio de Sanidad. Se agrupan en: Especialidades Clínico-asistenciales (25), Médico-quirúrgicas (14), de Enfermería (7) y de Apoyo Diagnóstico y Terapéutico (10).

Éramos pocos, y parió la abuela”. La ministra García sigue la ruta de las tres etapas de la mediocridad. Procedente de las “mareas blancas”, llegó culpando a los anteriores de los desaguisados sanitarios. Ahora, desbordada por la realidad, sin apoyos, presupuestos ni liderazgo, apunta remedios (Estatuto marco, Salud mental, medicamentos, especialidades), peores que la propia “enfermedad”. Las protestas médicas ya le señalan la 3ª etapa: la urgencia de ceder el puesto a un sucesor.

Respecto a las especialidades destacamos el desarrollo de las urgencias (R. D. 616/2024). Las reclamaciones de otras especialidades, culminaron con la suspensión del título de Urgencias por el Tribunal Supremo en marzo de este año. En diciembre, 2024, la ministra ya anunció la creación de otras dos nuevas especialidades: Genética médica y Genética clínica de laboratorio. El conflicto está servido.

Los pediatras reivindican unas 25 especialidades, seis oficialmente en tramitación, que ya se ofertan en algunas unidades hospitalarias. En la 1ª convocatoria extraordinaria de Psiquiatría infantil y de adolescencia, se concedió el título a 878 personas. En la actualidad se acaba de aprobar el Plan de Salud Mental 2025-27 ¡sin Presupuestos Generales del Estado! En plenas protestas, la ministra García anuncia (4-4-2025) la regulación de la especialidad de Psicología Clínica pediátrica y de adolescencia en línea con la de Psiquiatría infantil. ¡Cuentos y más cuentos! y así con todo. Menos mal que los geriatras, enfermería y LGTBIQ+ no han pensado reclamar algo similar. Superaríamos el récord de las 100 especialidades.

Conflictos

Oscurantismo, profesionales, técnicas y programas, propician el intrusismo interprofesional. No olvidemos que el Sistema Nacional convoca, además del MIR, el EIR (enfermería), PIR (psicología), FIR (farmacia), BIR (biología), RFIR (física) y QIR (química). Incluso se agrava con la creación de especialidades. Todos recordamos el conflicto con los MESTOS en la especialidad de M. de Familia o la reciente de Urgencias, parada por el Supremo. La propuesta de E. Infecciosas es otro ejemplo. ¿Quién se responsabiliza de un anciano con neumonía grave que llega al hospital? ¿geriatría, infecciosas, microbiología, urgencias, c. intensivos, m. interna, o neumología? ¿O se aplica el “yo lo vi primero”?

Con tantas especialidades ¿no estaremos restableciendo la Medicina y Cirugía general? ¿O estamos necesitados de una psiquiatría ministerial? ¿Animaremos a técnicos, personal de administración y de servicios sanitarios a reivindicar un título de especialista? ¡Igualdad para todos!

Fronteras y futuros. La Organización Médica exige la colegiación para ejercer la Medicina, pero no marca las condiciones para una especialidad. Tampoco lo hace la Ley General de Sanidad. Delimitarla con nitidez es poner puertas al campo y las únicas limitaciones, que no son moco de pavo, son el propio enfermo y la buena praxis.

Es más explícito el Código Penal. Sin embargo, solo apunta al intrusismo interprofesional ante un delito de daños, que grava más la falta de destreza que el propio intrusismo. Los tribunales priorizan el título de Licenciado (Ministerio de Educación) sobre el de Especialista (M. de Sanidad), cuando está en duda la pericia. Otra cosa es que instituciones, como el Sistema N. de S., contrate solo especialistas.

Tras la cronificación de la situación se sitúa la inhibición de las comisiones deontológicas y del Consejo Nacional de Especialidades. Las áreas de capacitación, en vez de algunas especialidades, y la colaboración de técnicos competentes, solucionarían muchos conflictos. Estaría entre las decisiones de la dirección de cada Centro, más resolutiva, aunque puede resultar economicista en exceso.

En otro sentido, la falta de correlación exacta con las europeas en denominación, requisitos y contenidos, dificulta la libre circulación internacional de profesionales. Además, muchas características son efímeras: aparatos y técnicas especiales en poco tiempo se abaratan, simplifican, robotizan y dejan de ser patrimonio de especialistas. Teleasistencia, ADN, PCR, test embarazo, genes, endoscopias o ecografías son ejemplos …. ¿Qué hace la Administración con las especialidades que pierden su identidad?

Resumen

En la práctica asistencial, el título de Licenciado en Medicina es dominante sobre los demás. Ningún gobierno ni Centro puede ofrecer condiciones de igualdad ni equidad a través de todas las especialidades asistenciales existentes. Si todos los médicos son especialistas, tanto los de M. General (oxímoron), como los del SNS, deberíamos cambiar la terminología de las especialidades. La formación MIR, dígase lo que se diga es, salvo excepciones, selección de mano de obra barata para el SNS. La entrada de profesionales no médicos en algunas especialidades ha aportado avances indudables, pero también tensiones de intrusismo al sistema. En conclusión, es necesaria una profunda reforma de las especialidades médicas.

Referencias

 

Sobre el autor

Médico, fue profesor de varias universidades españolas donde investigó sobre antimicrobianos y poblaciones bacterianas, colaborando en numerosos artículos y libros. En Esfera Salud, sus artículos sobre historia y actualidad de la Medicina están dirigidos a los lectores interesados en temas de Salud.


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