Si los conceptos de salud y enfermedad, poco dados a demagogias, son antónimos, el Estado del Bienestar sería contrapuesto al del Malestar. El primero, político en origen, se refiere a la mejor redistribución de recursos, especialmente los económicos, y ya está omnipresente en el debate sanitario. Por algo será. La ONU ha impuesto a sus Agencias la agenda 20-30, con el desarrollo sostenible y el Estado del Bienestar. Para la OMS, ¡cuidado con ella!, la salud es “Estado de bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de enfermedad”. Sin embargo, el Estado del Malestar no aparece por ningún lado; queda relegado, como siempre, a las enfermedades. Con el cáncer, tuberculosis, diabetes, infarto, ELA, trastornos mentales, etc., no conviene hacer juegos semánticos.
Estado de la cuestión
- Hay nuevas formas deMalestar, que no alcanzan la categoría de enfermedad. Es más, el desarrollo sostenible sociopolítico y sanitario, cuyo significado se nos debería aclarar, permite interpretar algunos padecimientos como propios del Estado del Bienestar. Parece contradictorio, pero lo importante es mantener buenas expectativas a cualquier precio.
- La sociedad y los políticos sanitarios han encontrado la piedra filosofal del estar bien o Bienestar. Según la RAE es “el estado de la persona en el que se hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica”. O sea, depende de la sensibilidad y percepción de cada uno. Valle-Inclán lo adelantó con los esperpentos referidos a los espejos cóncavos o convexos del Callejón del gato. ¿Puede llevar esta visión a la frustración o pérdida de la autoestima del individuo? No hay caso, los psicólogos han creado el concepto PAS (Personas Altamente Sensibles) para presumir de sensibilidad, empatía y capacidad de percepción.
Características generales
Son cuadros muy frecuentes sin entidad propia. Se entenderían mejor como “enfermedades huérfanas”, pero este término se reserva para procesos sin tratamiento específico. Si algunos las encasillan en el Estado del Bienestar es porque corresponde a esta época que vivimos. Parecería que Bienestar es un término mágico, cuya simple alusión mejora las expectativas y abre las puertas de la felicidad.
- Sin tener una causa definida se tiende a relacionar los síntomas dominantes con la posible etiología más llamativa, de difícil o imposible comprobación.
- Son padecimientos de pronóstico favorable, que revierten habitualmente hasta sensaciones de bienestar. No son comprometedores: se agregan a especialidades diversas y, a veces, se pasan de moda, desapareciendo del mapa sanitario. No se deben minusvalorar, porque pueden avisar de una enfermedad grave.
- Estos procesos adquieren entidad médica asociados generalmente a uno o varios medicamentos, que se presumen específicos, aunque no lo sean. O sea “llegan con el pan bajo el brazo”. Son cuadros muy celebrados por la Industria Farmacéutica con los medicamentos más recetados: analgésicos, psicofármacos, hormonas y vasodilatadores. Homeópatas, naturistas y “expertos” sin especialidad, también se suman a la fiesta.
Escenarios
Se relacionan algunos ejemplos.
- Las manchas, arrugas cutáneas o cuidados dentales son claros ejemplos del efecto espejo en la percepción del envejecimiento y el sentido de la estética. Cosméticos, dentífricos, productos naturistas, etc., son partícipes del Estado del Bienestar, con buenos resultados económicos, naturalmente.
- El SIBO (Small Intestinal Bacterial Overgrowth) es un viejo cuadro, actualmente de moda por su frecuencia y desconcertante y variada sintomatología (ver Esfera salud). Su solución está ligada a los grupos farmacológicos más populares: analgésicos, reguladores intestinales, anti-inflamatorios, psicofármacos, antiácidos y antibióticos, amén de los preparados naturistas.
- Los dolores “emocionales”, psicológicos, erráticos, neurológicos, pasajeros, de origen desconocido, son síntomas de enfermedad, pero pueden llegar a tener entidad propia. Las lumbalgias, cefaleas, hombro doloroso, neuropatías o dismenorreas son ejemplos de frecuentes excusas de absentismo laboral y escolar. El consumo de analgésicos está asegurado garantizándose puestos de privilegio en ventas.
- ¿Quién no ha padecido o presumido de pasar una noche en vela? El insomnio habitualmente obedece a causas mal definidas y ha sido tratado clásicamente con valeriana y…otras hierbas cuyo consumo sigue creciendo. Luego la tarta económica se repartió con los somníferos de venta libre y…otros fármacos. En el reparto entró con fuerza la melatonina, hormona reguladora del ciclo del sueño, cuyo uso se patentó en 1.995. Su manejo en el insomnio, ligado al desfase horario de los viajes transoceánicos, la colocó entre las aportaciones para el bienestar
- “Me siento agobiado-a”, es una sensación personal de baja intensidad, expresada con reiteración ante situaciones de escasa complejidad. La situación de malestar se revierte al bienestar farmacológico con los psicofármacos (en cabeza de ventas), infusiones de hierbas tranquilizantes, bajas laborales, etc. La alta intensidad y persistencia del “agobio”, difícil de evaluar, entra en el terreno de la ansiedad o el estrés. Entonces se dispara el consumo de determinados medicamentos.
- Los anticonceptivos hormonales, además de un bienestar individual o social, han sumado el de la Industria. El éxito de la píldora “del día después” del bienestar del día anterior, ha generalizado su consumo. Otras hormonas, como la del crecimiento con el efecto Mesi, han salvado muchas autoestimas y algunas carreras deportivas.
- Con los cambios de sexo, “ley trans”, se habla de bienestar, no de enfermedad, ¡no se nos ocurrirá! Es un típico paseo por “el callejón del gato”, pues la percepción del propio cuerpo es dominante para la autoestima. Aquí, también las hormonas son protagonistas.
- Tres obsesiones, impotencia, calvicie y sobrepeso, han perseguido al hombre desde tiempo inmemorial. Ni conjuros ni brebajes varios, sacaban a los impotentes de su insatisfacción y la de su pareja. El advenimiento de la “pastilla azul” hizo furor en frustrados y en la cuenta de resultados de la patente. Muchos calvos presumen de su testosterona en el espejo de los esperpentos, pero es demoledor para la sensibilidad de otros. Pelucas y feriantes de crece-pelos decayeron cuando se explotaron comercialmente los efectos secundarios de un vasodilatador: el “minoxidil”. Unos anchos pantalones con tirantes sujetando una “barriga cervecera” traducen una vida de potentado, pero la imagen del perfil en cualquier espejo es desazonador. Con los análogos del glucagón, hormona indicada para la obesidad, ha llegado la esperanza de extenderla a los que tienen sobrepeso y gozan de buen apetito. Felizmente, los varones afectados, pueden ver en el Estado del Bienestar la luz al final del túnel.
Resumen
- Desconfíen del político o publicista vendedor del Estado de Bienestar social o sanitario. Los argumentos del confort, solidaridad, redistribución, globalización o sanidad sostenible de agenda 20-30, son bastante populistas. Ningún tertuliano que se precie se privará de pontificar sobre manchas, arrugas, insomnios, gorduras, neuropatías, medicamentos, etc. Sin embargo, no se deberían minusvalorar los padecimientos referidos; al contrario, se tendrían que integrar en las enfermedades registradas por la Administración.
En conclusión: el escenario es un peculiar indicador del Estado del Bienestar soportado por la Industria farmacéutica, siempre que sea ¿sostenible? Es la tormenta perfecta para el consumo abusivo de medicamentos.
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