ruídos y sonidos

Importancia de ruidos y sonidos

Características generales

Las relaciones del individuo con el entorno social y, en buena parte, la construcción de su identidad se realiza a través de los sentidos. Vista y oído son considerados los más importantes, pero en la pérdida simultánea los enfermos suelen lamentar más la sordera.

El fenómeno percibido por el oído es el sonido. Permite diferenciar lo interior de lo exterior, lo propio de lo ajeno, lo familiar de lo extraño y lo próximo de lo lejano.

Los humanos disponemos de un sistema de gran importancia médica: un emisor de precisión, las cuerdas vocales, y un receptor específico, el oído. Además, contamos con un producto único, la voz, una eficiente vía de transmisión, el aire, y un integrador inteligente, el cerebro.

Las interacciones sociales no solo se configuran con los sonidos de la voz articulada en palabras. También los ruidos cuentan en la comunicación.

El sonido es energía, vibraciones emitidas por una fuente, que modifica la presión del medio transmisor. Ésta es captada en forma de ondas mecánicas por el oído como receptor. Los sonidos, a diferencia de los ruidos, obedecen a un patrón regular, distinguible, armónico y agradable.

Las sensaciones difieren según el tono de los sonidos, de agudos a graves en función de frecuencia, intensidad y duración. La música es un ejemplo de organización de sonidos y silencios, con melodía, armonía y ritmo. Los ruidos serían perturbaciones de las ondas regulares.

Las perturbaciones se suelen ordenar en varios tipos. Se habla de ruidos continuos (como los de ventiladores), intermitentes (vehículos), abruptos (de impacto) o en colores. Son blancos, en el umbral auditivo, rosas, propios de viviendas- y negros, imperceptibles: infra y ultrasonidos.

La frecuencia de las ondas se mide en hercios; audibles para el hombre y muchos animales entre los 20 y 20.000. El hombre es muy superior en detectar pequeñísimas variaciones del timbre, que le permite identificar numerosos emisores. Ya veremos qué nos depara la Inteligencia Artificial.

En contaminación acústica se utiliza el decibelio como unidad de medida relativa, que no hay forma de entender. La intensidad acústica va de la percepción del umbral 0 a la sensación dolorosa en torno a 180 decibelios.

Diga 33

Diversas organizaciones internacionales acordaron dedicar un día de marzo a la Audición y otro de septiembre a la Sordera, señales inequívocas de su importancia.

 La voz, así como el rebuzno relativamente frecuente en humanos, se origina en las cuerdas vocales. Las vibraciones de las cuerdas, moduladas por la resonancia buco-nasal, se transmiten aéreamente como ondas hasta el oído receptor (externo, medio, interno).

 A través del oído interno llegan al cerebro, donde los sonidos se “oyen y escuchan”, que no es lo mismo. Oír sin escuchar es como mirar sin ver. Nuestra propia voz- un emisor, dos receptores- es el control de calidad para verificar las tonterías que solemos decir y deberíamos corregir.

 Es propio de niños, borrachos y políticos oír, pero no escuchar, y de algunos “narcisos” y enfermos escuchar lo que no han oído. En Patología es importante valorar la voz, carraspeo, tos, estornudos, sibilancias, latidos, estornudos, silbidos, eructos, ventosidades, borborigmos, etc.

 Con el fonendoscopio diferenciamos sonidos y murmullos cardiacos, pulmonares, etc., transmitidos a través de cavidades, tejidos y lesiones de diferente densidad. La ecografía, relacionada con resonancia magnética u otras técnicas de gran precisión son imprescindibles actualmente.

 La especialidad de ORL estudia, entre otras, la patología de emisión (laríngea) y las alteraciones causantes de fenómenos de resonancia o reverberación. Problemas de transmisión o percepción se traducen en pérdidas de audición, incluso sordera.

 Muchos ciudadanos y algunos pacientes desconectan de la realidad- no hay peor sordo que el que no quiere oír-. Otros relacionan sonidos con una realidad distorsionada o escuchan órdenes imperativas inexistentes (esquizofrenia, alucinaciones, …)

 El padecimiento central o periférico de acúfenos- susurros, siseos, pitidos, campanilleos, cantar de grillos, …- son percepciones de sonidos inexistentes. El manejo de estos enfermos no siempre es fácil.

¡Que suene bien alto!

“¡Cuán gritan esos malditos! / Pero ¡mal rayo me parta / si en concluyendo la carta / no pagan caros sus gritos!” (J. Zorrilla)

 Todo existe inmerso en ruidos y sonidos: los seres vivos y la propia sociedad humana. Constituyen un componente estructural, y estructurador, de la identidad social, aunque pocas veces reparamos en su influencia para delimitar grupos sociales.

 Hay emisores típicos como campanas, aviones o locomotoras que emiten ruidos identificadores de aldeas, aeropuertos o estaciones, por ejemplo. La baja intensidad sonora caracteriza espacios como dormitorios, hospitales, conventos o bibliotecas.

 En espacios reducidos como cabinas, vehículos, bares o dormitorios, los excesos ruidosos mantenidos tienen consecuencias sociales. Todo es relativo: el urbanita no soportará el “silencio atronador” de los ruidos del bosque, como el aldeano los del tráfico, guarderías o mercados.

 Es conocida la eficacia estratégica de lemas o himnos en actos políticos, militares o deportivos. Las torturas ruidosas, o silenciosas, no son nuevas. Recuérdese el cerco sonoro en la detención del presidente Noriega o los ataques con infra o ultrasonidos a diferentes embajadas americanas.

 Conocemos el papel de ultrasonidos en tecnología, rotura de células humanas o bacterianas y sus aplicaciones médicas. Las vibraciones infrasónicas, peor conocidas, parecen participar en cuadros de ansiedad y fatiga.

 Los susurros, sinónimos de murmullos y rumores, son ruidos vagos, sordos y continuados de gran importancia. Son indicadores de ayuda, identidad, proximidad, complicidad o, si son murmuraciones y bulos, armas de destrucción masiva.

 El último miércoles de cada abril se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido. Se pretende sensibilizar de su acción sobre los trastornos auditivos y el impacto sanitario. El 12 de abril se celebra el Día Mundial de la Contaminación Acústica. ¡Que no tengas que gritar para que te oigan o te den la razón!

 La OMS ha gritado alto y claro. Más del 15 % de la población mundial padece exposición crónica a >65 decibelios, límite del bienestar diurno; 30 nocturno. Cifras superiores a 75 decibelios entrañan serios riesgos para la salud y 120 son claramente dañinos.

 Entre las consecuencias se citan diversos tipos de trastornos: cardiorrespiratorios, del sueño, de la conducta, memoria y atención. Algunos síntomas como cefaleas, hipertensión, estrés, irritabilidad o insomnio son los relacionados más habitualmente.

 Las medidas preventivas son de fácil aplicación, pero solemos hacer oídos sordos; como quien oye llover. La paradoja salta a la vista. Basta observar los muchos transeúntes aislados del entorno con dispositivos auditivos, peligrosos altavoces para determinados sonidos o ruidos seleccionados.

 

Sobre el autor

Médico, fue profesor de varias universidades españolas donde trabajó sobre: diagnóstico, nuevos antimicrobianos, modelos de cultivo continuo y arquitectura de poblaciones bacterianas. Su labor se plasmó en numerosas publicaciones científicas, libros y artículos de divulgación. En Esfera Salud, sus artículos de divulgación sobre historia y actualidad de la Medicina, están dirigidos al público interesado en temas de Salud.


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