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Los científicos están de acuerdo en que la finalidad de los fenómenos biológicos es el desarrollo y supervivencia de cada especie. Sin embargo hay sectores influyentes empeñados en transformar la sociedad con leyes contrarias a las de la Naturaleza. Entre la enorme profusión de leyes, decretos y normas, destaca la acción del legislador sobre algunos principios biológicos y creencias tradicionales. Los ciudadanos están confundidos entre los eufemismos, lenguaje inclusivo, géneros “emocionales” diferentes de los biológicos, relaciones sexuales, bienestar animal, etc. ¿Se pretende regular la Biología o es que obedecen a estrategias inconfesables y a clientelismos electorales? La discusión con la Naturaleza se presta a pocas bromas.
El aborto voluntario es un fenómeno único de la especie humana, autorizado legalmente en nuestro país mediante la Ley del Aborto. En 1985 se aprobó la Ley Orgánica de despenalización del aborto inducido. Se complementó en 2.010 con la Ley Orgánica de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. Recientemente -febrero del 23- se reformó la polémica ley y el Tribunal Constitucional acaba de confirmar la eliminación de trabas al aborto voluntario. ¡¡El legislativo le dice a la Biología cuando comienza la vida!! Esta ley no es inocua; se estima en unas cien mil mujeres las que anualmente se someten a un aborto quirúrgico voluntario en España. Sumando “la píldora del día después” y los abortos “químicos”, los embarazos fallidos son masivos y las consecuencias morales, sociales y demográficas son previsibles.
La sociedad humana, como la mayoría de las especies, nunca abandonó a sus enfermos incurables y los avances médicos contemplan actualmente los cuidados paliativos. Solo algunos mamíferos ejecutan cruelmente las crías enfermas o que no pueden mantener. Otros abandonan a los individuos vulnerables frente a los depredadores de otras especies, pero son fenómenos excepcionales de finalidad desconocida. Sin embargo, la Ley de la Eutanasia -marzo, 2.021- nos aproxima a los animales más crueles, lo que supone un fracaso médico y político. ¿Es que el coste de los cuidados paliativos es excesivo? Si la demanda es masiva ¿se crearán áreas de gasificación y hornos crematorios? No se tardará mucho en cuestionar esta controvertida ley como se hizo con las penas de muerte.
Simultáneamente a los atentados al componente vital, estamos asistiendo al fenómeno contrario. Desde el descubrimiento del ADN, los bioquímicos no han cesado en los intentos de crear y reproducir vida en el tubo de ensayo. Tema de ciencia-ficción hace 50 años, hoy está en el centro de atención de la ciencia, la bioética y el legislador. Aparte de la reproducción microbiana u otros seres vivos con fines industriales, médicos, terroristas, etc., el caso de la “oveja Dolly” supuso un hito científico. En 2.018 el chino He Jiankui comunicó la creación de los primeros bebés editados genéticamente. ¡Faltaban los componentes de sexualidad y maternidad! Este procedimiento, declarado ilegal y prohibido inmediatamente, convulsionó al mundo. Como en ciencia es imposible poner “puertas al campo”, el legislador debe estar muy atento porque con la Naturaleza no se juega.
Desde la antigüedad, el hombre ha controlado la reproducción animal con diversos métodos como la castración. Las sociedades humanas intentaron prevenir los embarazos no deseados hasta el siglo XX con más empeño que éxito. Actualmente se han desarrollado métodos con diversos tipos de preservativos y anticonceptivos o técnicas quirúrgicas como la ligadura de trompas y la vasectomía. Estas actuaciones son apoyadas en la Ley de Salud Sexual y Reproductiva -marzo, 2.010-, como pretexto de la libertad sexual sin miedo al embarazo. El escenario del estado del bienestar, con la emancipación del individuo (Ley de Autonomía del Paciente, noviembre 2.002), es exclusivo de la especie humana. Salvo casos excepcionales, constituyen una apertura al hedonismo y placer sexual sin responsabilidades, pero pasan factura individual y socialmente.
Otra actuación confusa se refiere a la Ley Trans, febrero 2.023. Es la “Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI”.
Tras la defensa de la dignidad personal, el protagonismo es de la sexualidad, obviando los demás componentes de la reproducción. Cada uno define su propia sexualidad al margen de las características biológicas del ADN. El asunto es que la especie Homo sapiens es la única perteneciente al género Homo. Por tanto, el significado de género difiere aquí del concepto biológico, con numerosos tipos, que no especies. ¿Cada individuo puede acabar perteneciendo a su “género particular” según su propia percepción? Entonces habrá que legislar para los 8.000 millones de habitantes del planeta. Está claro que este asunto no puede acabar bien.
La “Ley de garantía integral de libertad sexual”, centrada en el componente de la sexualidad, es más conocida como “Ley del sí es sí”. Fue recientemente aprobada y ya ha sido reformada. Su título la define, siendo el “consentimiento” el núcleo de la ley. Sustituye al “consentimiento” biológico de la atracción sexual, “el cortejo” o juego amoroso de todas las especies vivas, mamíferos y aves sobre todo. La imposibilidad de objetivar el contexto y las circunstancias de la relación sexual explica el fracaso de la primera ley y es esperable también el de la reforma.
Es el más cercano a la finalidad de la supervivencia de especie, siendo el componente mejor aceptado por la ciudadanía, como se comprueba con las adopciones. La Ley que regula la adopción– 21/1.997- y la abundante normativa desarrollada a tal efecto, solo plantea conflictos de menor grado. Los menores siempre tienen prioridad y es frecuente encontrar ejemplos enternecedores en cualquier especie. Ningún mamífero rechaza en su camada a una cría huérfana.
Los avances científico-médicos han revolucionado las posibilidades de la reproducción. La Ley de Reproducción Humana Asistida (2.006), muy permisiva, se adapta a los nuevos progresos en fertilidad e inseminación artificial. También exclusiva de nuestra especie es la Maternidad Subrogada, más conocida como vientre de alquiler, prohibida en España. Sin embargo el Estado protege al recién nacido y está preparando en la actualidad la legislación adecuada.
Lógicamente no tienen equivalencia en otras especies como no fuera el remoto parecido de los fenómenos de transferencia genética. Es una manera de diseminar resistencias, patogenia u otras propiedades entre los individuos de la misma especie.
La biología y legislación del componente maternal es el menos discutido de todos los citados. No podemos olvidar que, en los casos citados, falta el componente de la sexualidad y la aportación a la reproducción es reducida.
La historia y sociología humana han estado marcadas por el dominio sobre otras especies, expresión de la biodiversidad ecológica (simbiosis, parasitismo, etc.). La explotación masiva (reproducción de seres vivos) de cereales, animales de abasto o incluso microbios -producción de fármacos, pan, vino, etc.-, son algunos ejemplos. La tradición y legislación es abundante, siempre en defensa de la productividad y especie humana. En los últimos tiempos la Organización Mundial de Sanidad Animal aconseja la atención al bienestar animal (“estado físico y mental…de estos seres sensibles…”). En esta línea proliferan, desde 2.007, normas europeas y regionales. En España se lleva al extremo con la Ley de Bienestar Animal (marzo-2.023) sobre los animales del entorno humano (mascotas). ¿Es que las demás especies vivas, microbios, vegetales o animales no tienen sentimientos? Esta ley está plagada de exclusiones y despropósitos. ¿Cómo se armonizará con el resto de las leyes? ¿Se pondrán de acuerdo los políticos progresistas con los científicos? El conflicto está servido.
La legislación no puede atentar, ni siquiera de refilón, contra la Biología. La profusión de iniciativas contrarias a la tradición y creencias de muchos, vulneran algunos principios biológicos y hacen pensar en una estrategia política. Cuidado con modificar la naturaleza, que no reconoce eufemismos ni incompetencias humanas; como las aguas, siempre vuelve a su cauce. Está clara la pertenencia de los legisladores al reino Animal, pero es lícito dudar de su asignación a la especie Homo sapiens.
Médico, fue profesor de varias universidades españolas donde trabajó sobre: diagnóstico, nuevos antimicrobianos, modelos de cultivo continuo y arquitectura de poblaciones bacterianas. Su labor se plasmó en numerosas publicaciones científicas, libros y artículos de divulgación. En Esfera Salud, sus artículos de divulgación sobre historia y actualidad de la Medicina, están dirigidos al público interesado en temas de Salud.
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