Homenaje a Gloria Fuertes (I)

Con motivo del Centenario del nacimiento de Gloria Fuertes, desde el pasado 14 de marzo se puede ver en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, una exposición sobre la poeta de Lavapiés, que realiza un recorrido de su vida y de su obra a través de fotografías, poemas, documentos y objetos personales.

La muestra deja claro que Gloria Fuertes es mucho más que la “poeta de los niños”. Se trata de una “poeta de todos y para todos”, una escritora que podía escribir con total libertad, con un estilo personalísimo al que se refería José Manuel Caballero Bonald en estos términos: “Pocas veces unos poemas tan particularmente despojados de preocupaciones de estilo me han producido una más penetrante sensación de originalidad estilística”.

Y, además de todo esto, fue también una mujer adelantada a su época, feminista, pacifista (“Quise ir a la guerra, para pararla; pero me detuvieron a mitad del camino”), reivindicativa, siempre del lado de los desfavorecidos, creadora fuera de cualquier surrealismo y postismo, una vez liberada la imaginación de todo freno.

A la pregunta de ¿para qué sirve un poeta?, ella respondía: “El poeta sirve … como unas gafas, para que veas, hijo mío, para que veas”. De ahí que hayamos elegido este pequeño cuento titulado Los ojos como homenaje a quien, a buen seguro, nos está viendo desde las alturas, Gloria en las alturas, y nos sigue trayendo la paz en sus versos cada vez que abrimos un poemario suyo.

“Son dos,

y, por ellos, se llega al corazón.

Sirven para ver

y los de los demás a ti te ven.

Con ellos distingues

el movimiento de la quietud,

el volumen de la forma

la noche de la luz.

Casi siempre encuentran

la aguja en el pajar,

el lucero en el alba,

la gota en el manantial.

Tienen las cejas por tejas,

las pestañas por ventanas

y el llanto y la risa

les brotan por los caños de las lágrimas.

Cuando en ellos cae

un mosquito extraviado

o una mota de polvo,

se irritan;

y si se sienten cansados,

necesitan llevar gafitas.

Son los ojos,

los guardianes que del sueño avisan,

dos órganos maravillosos que guardan

el incomparable tesoro de la vista.”

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